En esta, nuestra tercera semana de voluntariado en la República Dominicana, hemos comenzado una nueva etapa llena de emocionantes experiencias. Nuestra dedicación nos ha llevado a participar en un campamento matutino en la escuela La Florida, donde compartimos risas, aprendizaje y la alegría de estar rodeados de niños llenos de entusiasmo.
Por las tardes, continuamos brindando apoyo y refuerzo en la escuela Hermano Paquito. Nuestro último día allí fue especial y emotivo, ya que quisimos despedirnos con una merienda compartida con todos los niños. Les expresamos nuestro agradecimiento, apoyo y cariño, acompañado de pequeños obsequios como símbolo de nuestro afecto. También honramos a
los miembros de la comunidad Hermano Paquito, quienes han sido incondicionales con nosotros durante nuestra estancia.
Durante la semana, disfrutamos nuevamente de una comida española en compañía del Hermano César, el único Hermano presente en la comunidad en este momento. Recordamos con cariño a Elías, quien se despidió para continuar su misión en México, y a Asquilis, quien está disfrutando de sus merecidas vacaciones en su país natal.
Cada día en este voluntariado nos ha brindado la oportunidad de crecer, aprender y compartir con personas maravillosas. El compromiso y la conexión con la comunidad nos han enriquecido profundamente, dejando una huella imborrable en nuestros corazones. Continuamos con gratitud y determinación, sabiendo que nuestro servicio deja un impacto positivo y duradero
en la vida de quienes tocamos con nuestro amor y dedicación.
Cada día en este voluntariado nos ha brindado la oportunidad de crecer, aprender y compartir con personas maravillosas. El compromiso y la conexión con la comunidad nos han enriquecido profundamente, dejando una huella imborrable en nuestros corazones. Continuamos con gratitud y determinación, sabiendo que nuestro servicio deja un impacto positivo y duradero en la vida de quienes tocamos con nuestro amor y dedicación.
