El grupo cada vez está más cómodo y feliz con la labor que desempeñan en la Escuela La Salle de Kirenge. Durante la segunda semana, continuaron apoyando en las clases de inglés y cada día disfrutan más de todos los niños, niñas y jóvenes con los que conviven diariamente.
Entre semana siguieron ayudando a la comunidad de Hermanos de La Salle en las compras de comida y demás materiales y suministros necesarios para la casa en la que viven. Nos detallan que en uno de esos días, la contable de la escuela, les invitó a cenar a su casa junto con toda su familia. Fue una cena muy familiar y emotiva, y en la que se sintieron como en casa.
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Los fines de semana, suelen ser para descansar y hacer algo de turismo, este, tuvieron la ocasión de ir a visitar el Lago Kivu, junto a los profesores que están en el programa de vacaciones de la Escuela La Salle de Kirenge. Salieron muy temprano para aprovechar la jornada, e hicieron una parada en el Instituto de Artes de La Salle, donde se encontraron con las voluntarias de Proyde Andalucía que también hacen su voluntariado en Ruanda. Además, pudieron conocer a las Hermanas Guadalupanas de La Salle y visitar parte de las instalaciones de sus obras y comunidad.
Posteriormente, se acercaron a la frontera con el Congo, pero se quedaron en tierra de nadie. Al final, todos juntos pusieron rumbo hacia el Lago Kivu, y cerca de allí pudieron comer un delicioso pescado con patatas fritas que disfrutaron muchísimo, y aprovecharon para subir a una barca y dar una vuelta al famoso lago africano. Más tarde, fueron a una playa donde se pudieron bañar, aunque alguno prefirió sentarse en la playa y descansar. El viaje al Lago Kivu, fue largo y agotador, por lo lejos que estaba y porque tuvieron que superar algunos controles de la policía ruandesa.
Y también nos cuentan que como es habitual, los domingos se juntan con la comunidad para compartir vida y tiempo que siempre sobra en África. Además, sacaron suculentos embutidos y vino español que hicieron las delicias de los Hermanos.
Como leéis, nuestros voluntarios siguen disfrutando de su experiencia de voluntariado en Ruanda.
¡Hasta la próxima crónica!
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