En el mes de diciembre viajé a Guinea para conocer de primera mano el centro de formación profesional (CFP) de La Salle, ubicado en la capital, Conakry.
Los Hermanos de La Salle dirigen y gestionan este centro desde el año 1999, año en que inició sus actividades. A él acuden cada año 150 alumnos (44% de chicas) que se forman en materias, tales como banca, contabilidad y gestión empresarial, electricidad industrial y mantenimiento electrónico e informática. Estas formaciones tienen una duración de 3 años y durante el segundo curso, los estudiantes realizan prácticas en empresas locales de tecnología, telefonía, maquinaria industrial, etc.
El objetivo del centro es claro: fomentar el acceso al empleo entre la juventud guineana, fortaleciendo, a su vez, el tejido empresarial local. El CFP es un centro de referencia en el país, que pretende seguir creciendo, diversificando sus actividades y acogiendo a un mayor número de estudiantes cada año. En este sentido, PROYDE viene apoyando, desde el inicio, el funcionamiento de la institución y los talleres formativos.
La finalidad de mi visita, por tanto, era conocer de primera mano el funcionamiento del centro y poder encontrarme con responsables locales, profesores, educadores, alumnado y empresas locales. Lamentablemente, no contábamos con un incidente inesperado, que torció los planes por completo. La madrugada del lunes 18 de diciembre, pocas horas después de mi llegada, se produjo una gran explosión en el puerto de Conakry, donde se hallaba el principal depósito de hidrocarburos del país. La deflagración se saldó con numerosas pérdidas humanas y materiales.
La comunidad de La Salle y el centro de formación se encuentran a menos de 1 km del puerto, en el mismo barrio de Kaloum. Afortunadamente, ni en la comunidad, ni el CFP, hubo que lamentar daños personales, pero sí cuantiosos daños materiales. La propia comunidad quedó muy afectada en estructuras, ventanas, puertas, techos, etc. Por su parte, el centro de formación, ubicado junto a la comunidad, más cercano a la zona del incidente, sufrió numerosos daños en la mayoría de sus aulas y equipos, quedando en un estado muy penoso. Durante los días posteriores a la explosión, estuvimos haciendo balance de daños y pudimos constatar que habrá que hacer un gran esfuerzo para poder rehabilitar las aulas y los equipos electrónicos dañados. Como consecuencia inmediata de la explosión, el barrio de Kaloum quedó cerrado y, obviamente, el suministro de combustible quedó paralizado en todo el país. Lógicamente, las clases también se suspendieron.
A pesar de la complicada situación, pude organizar distintas reuniones con profesores y alumnos del centro, que amablemente se acercaron a la comunidad para encontrarse conmigo. Por eso mismo, debo agradecer el esfuerzo de todos ellos que, en esas circunstancias, pudieron hacer un hueco y venir a charlar, intercambiar opiniones, expresar sus preocupaciones, dificultades, esperanzas, etc.
Por último, no puedo dejar de destacar la encomiable labor que realizan las personas de la comunidad de La Salle, comenzando por el director del centro, Fr. Quique Escaño, así como los Hnos. Anicet, Jean Paul y Juan Durán. En un contexto sumamente complicado (ahora más, si cabe), trabajan con entrega y dedicación para que el centro siga creciendo, acompañando así a la juventud guineana en el proceso de acceso al empleo para lograr una vida más digna.