Durante el mes de febrero he visitado el distrito lasaliano de Oriente Próximo, para conocer de primera mano el programa FRATELLI, a través del cual se atiende a la población refugiada siria en el Líbano.
El proyecto FRATELLI nace en 2016, cuando los Hermanos Maristas y los Hermanos de La Salle deciden crear un programa para atender a las familias desplazadas en Líbano, como consecuencia de los distintos conflictos armados acaecidos en los últimos años en Oriente Medio. Así, en sus inicios, comenzó atendiendo principalmente a familias sirias e iraquíes. Estas últimas han ido paulatinamente regresando a su país o saliendo a otros países, mientras que las familias procedentes de la vecina Siria siguen viendo como su país sigue asolado social, económica e institucionalmente. Más de 12 millones de personas han abandonado el territorio sirio en los últimos años.
La guerra en Siria, que comenzó en 2011, ha generado una crisis social, política, económica y humanitaria en toda la región que ha afectado no solo a Siria, sino también a los países que han acogido a refugiados del conflicto. Un millón y medio de refugiados sirios que huían se han asentado en Líbano, generando un gran impacto, convirtiéndolo en el país con mayor concentración per cápita de refugiados del mundo. Si le sumamos los más de medio millón de refugiados palestinos, asentados en el país desde la guerra árabe-israelí de 1948, concluimos que el 25% de la población total de Líbano (6 millones) es refugiada.
Esta llegada masiva de población desplazada ha supuesto una desestabilización en los, ya de por sí, frágiles servicios sociales libaneses. Escuelas, hospitales, suministro de agua y electricidad, recogida y gestión de residuos se han visto gravemente afectados, llegando rápidamente al límite de su capacidad.
Miles de familias sirias viven hacinadas en chabolas y edificios abandonados por todo el país en unas condiciones muy difíciles, con unas infraestructuras muy deficientes y unos servicios inadecuados, además de la continua amenaza de desalojo por parte de las autoridades gubernamentales.
A esta situación, hay que añadirle la grave crisis económica que golpeó duramente a Líbano en otoño de 2019, provocando una devaluación gradual de la libra libanesa frente al dólar sin precedentes, y la explosión de un almacén con material armamentístico y explosivo en el puerto de Beirut, en agosto de 2020, que dejó más de 200 fallecidos y 6.500 heridos. El país cuenta con un paro del 40%, unas instituciones sumamente debilitadas y una población que mira con preocupación a un futuro muy incierto.
En este contexto, el programa FRATELLI trabaja en dos localizaciones: por un lado, en el barrio de Bourj-Hammoud, en los suburbios de Beirut; y, por otro en la municipalidad de Rmeileh, ubicada a 5 km de la histórica ciudad de Sidón (Saida en árabe).
En Saida se ubica la comunidad de FRATELLI y es donde se desarrolla el grueso de las actividades del programa. Esta comunidad la componen los Hnos. de La Salle Guillermo Moreno y Maurice Burasa (ruandés) y los Hnos. Maristas Juan Carlos Fuertes y Esteban Ortega (este, recientemente destinado a la comunidad siria de Alepo). Allí he podido comprobar el trabajo que, durante mañana y tarde, lleva a cabo todo el equipo educativo de FRATELLI.
En dicho equipo encontramos hombres y mujeres de nacionalidad libanesa, siria y palestina, reflejo del crisol de culturas y religiones que conforman el país mediterráneo.
De lunes a viernes por la mañana se llevan a cabo 3 programas: dos de ellos de alfabetización, a infantil (3-4 años) y primaria (5-11 años), cuyo objetivo es que los niños/as puedan integrarse en las escuelas públicas; y otro de apoyo escolar, al que acuden alumnos/as de distintos centros escolares. Estos tres programas atienden a 357 niños y niñas, en su mayoría procedentes de familias sirias refugiadas (en torno al 90%).
Además, todos los días se realizan dos programas dirigidos a mujeres: el taller de costura y el taller de madres, en el que ofrecen las claves sobre el cuidado de los más pequeños en cuestión de nutrición, higiene, salud, … 72 madres sirias acuden a estos dos programas.
Por las tardes, 61 jóvenes acuden a clases de árabe, inglés e informática.
En el año 2018, PROYDE y la Fundación Real Madrid firmaron un convenio para la realización del proyecto de escuela socio-deportiva en Líbano, como réplica del que ya estaban llevando a cabo de manera exitosa en otros países como Togo y Benín, en escuelas de La Salle. En este programa se imparte formación a técnicos y educadores con el objetivo de lograr unas sesiones socio-deportivas que conjuguen la asimilación de valores y la mejora del nivel de juego de los niños y niñas, aplicando correctamente la metodología de la Fundación “Por una educación REAL: Valores y deporte”.
En el marco de este programa socio-deportivo, los viernes y los sábados se llevan a cabo diversas actividades, con diferentes grupos: niños y niñas de 6 a 10 años, de 10 a 14 años y por las tardes chicas adolescentes.
Antes de las actividades deportivas, los jóvenes comparten inquietudes acerca de diferentes valores como el respeto, el juego en equipo, la motivación, las relaciones afectivas, la autoestima, etc.
Tras ello, llega la hora de la práctica deportiva: fútbol y baloncesto.
Desde hace un par de años, FRATELLI ha puesto en marcha un nuevo programa de formación profesional, en un centro cercano a Rmeileh, financiado por la ONG alemana MISEREOR. Un total de 89 jóvenes se forman en electricidad, mecánica, cocina, peluquería masculina y peluquería femenina. Un programa que cobra una importancia especial, dada la altísima tasa de desempleo entre la población joven en Líbano.
El otro centro donde opera FRATELLI se ubica en el barrio de Bourj Hammoud, en la periferia de Beirut. Allí, en un piso de la Sociedad de San Vicente de Paúl, 130 niñas y niños de familias refugiadas acuden a clases de primaria, secundaria y apoyo escolar.
Por último, como parte del programa a final de curso, tienen lugar las colonias de verano durante la segunda quincena de julio y la primera de agosto. En ellas, los beneficiarios participan en actividades lúdicas y recreativas, habitualmente acompañados por voluntarios de verano, procedentes de España, Italia y otros países.
En total, el proyecto FRATELLI atiende a 1.300 personas, en su amplia mayoría familias sirias refugiadas, pero también palestinos e iraquíes, así como libaneses en situación de vulnerabilidad.
Tras 10 días en Líbano, he podido comprobar de primera mano, tal y como el propio nombre del programa indica (Fratelli significa “hermanos” en italiano), que el sentimiento de fraternidad y solidaridad es el que ha hecho posible un proyecto que acoge a cientos de familias necesitadas, en un entorno seguro y respetuoso en la diversidad étnica, religiosa y cultural.