Justicia y equidad

Un día me rompí un huesecillo del pie derecho. Ocurrió andando, en un pequeño desnivel de la acera y sin que me cayera. El médico dijo: “de la manera más tonta, ¿a que sí?, es muy habitual”. 

Después de vendarme el pie me dio dos muletas y me pidió que volviera a verle cuando se cumpliera el plazo impuesto. Fue al subir a un autobús con mis muletas cuando entendí mejor la diferencia entre justicia y equidad. 

Viendo que no quedaban asientos libres, un señor me dejó el suyo. Insistió. Y lo ocupé dándole las gracias. Hasta ese día yo sabía que había asientos para los pasajeros. También sabía que había algunos asientos reservados para ancianos, mujeres embarazadas, discapacitados… 

Pero ese día comprendí que era necesario ir más allá de la justicia para ocuparse de aquellos que tenían otras necesidades. Es la equidad. 

Comprendí el motivo por el que en la cultura francófona se llama “Commerce équitable” al Comercio Justo.

image_pdfimage_print