Esta semana ha estado llena de intentos, encuentros, caminos y celebraciones.
Comenzamos la semana, como siempre, intentando acudir a la escuela de Namuwokir, y la naturaleza nos regaló una sorpresa: de camino al colegio nos encontramos con dos serpientes pequeñas, algo que, según la gente de aquí, es muy poco habitual, lo que nos hizo sentir aún más inmersos en la riqueza de la selva costarricense.


Aunque nuestro deseo era acudir a la escuela todos los días, no ha sido posible lograr una semana completa de asistencia. Aun así, tuvimos la oportunidad de vivir una jornada escolar completa, donde pudimos observar más de cerca la realidad educativa de la zona.
Nos dividimos en pequeños grupos de apoyo y estuvimos acompañando en matemáticas y español, tratando de llegar de manera más individualizada a los alumnos y ayudando en aquello que se nos solicitase.
Durante la semana también participamos en el programa de radio “Fe y vida”, presentado por el hermano Juan Carlos . Nos entrevistaron para conocer mejor nuestra misión, vivencias y motivación — ¡fue una experiencia súper guay que nos encantó!

Uno de los momentos más significativos fue colaborar con el Padre Luis Roberto en el primer encuentro de jóvenes post confirmación, creando un espacio seguro y acogedor donde pudieran compartir y crecer juntos. Preparamos una dinámica de preguntas sobre distintos temas como la fe, el amor, la amistad, la familia y la comunidad, que les ayudó a conocerse mejor entre ellos y reflexionar sobre su propio camino espiritual.
Con mucha devoción celebramos el Día de Nuestra Señora de los Ángeles, patrona de Costa Rica, en Bambú, participando otra vez en un intensísimo bingo de 7 horas, donde… ¡volvimos a ganar dos premios!
Además, realizamos una ruta por diferentes comunidades de la parroquia, visitando pueblos como Txiroles y Sibu, pertenecientes a la cultura cabécar, lo que nos permitió seguir conociendo su realidad, riqueza y forma de vida.



Para cerrar la semana, celebramos con mucho cariño el cumpleaños del hermano Juan Carlos . Le preparamos una carta, un pastel y decoramos el salón para festejarlo junto a los padres Paúles y una hermana de la Virgen del Pilar. Hubo música, bailes, comida y un ambiente lleno de alegría y agradecimiento.
Seguimos caminando con el corazón abierto, agradeciendo todo lo nos regala esta misión.