En memoria del H. Ángel Díaz



Ángel Díaz Fernández
Bustiello (Asturias), 18 de octubre de 1954 – Alaior (Menorca), 15 de agosto de 2025
El pasado 15 de agosto recibimos la triste noticia del fallecimiento del H. Ángel Díaz en Alaior, la que fue su casa durante los últimos cinco años. Se fue como siempre decía que había que marcharse de los lugares: en silencio, sin hacer ruido.
Esta fue también una de las enseñanzas que compartía en las reuniones previas al voluntariado internacional, cuando en Arcas Reales recordaba que quien va de voluntariado no va “a hacer algo”, sino a ser parte del paisaje. Y del mismo modo, cuando llega el momento de marcharse, hay que hacerlo en silencio, sin estridencias, y con respeto.
Antes de su etapa en Madrid, Ángel compartió vida y camino con muchas personas en Burgos, Santander, Valladolid, y, por supuesto, en su querida Asturias, a la que volvía siempre que podía. Quienes le conocieron en algún voluntariado en países del África francófona recordarán aquella bandera de Asturias que llevaba atada a la mochila y que hoy le acompaña para siempre.
Son innumerables las personas y lugares que conoció. Sería imposible nombrarlos todos, pero quienes coincidimos con él compartimos una misma impresión: Ángel fue una persona auténtica, que vivió como pensaba, guiado por ideales profundamente humanos, marcados por la fe, el compromiso, el respeto y la igualdad.
Para muchas personas, especialmente en la Delegación Noroeste, decir Ángel es decir PROYDE. Su forma de mirar y explicar el mundo, de entender el voluntariado internacional: —»Voluntario y voluntaria es quien va con otros y otras a casa de otros y otras, y es un invitado/a de quien ha decidido recibirlo. Va por donde van otros/as, pero lo que realmente le gusta, lo que quiere, lo que hace, es encontrarse con gente»— marcó a toda una generación de personas voluntarias. Ángel no dejaba indiferente: dejó huella sin pretenderlo.
Él mismo escribió una vez: —»por mi enfermedad no me es posible pasar largas estancias fuera de España, por lo que me gustaría colaborar con África a través de PROYDE.«— Y así lo hizo, con constancia, entrega y mucho amor. Primero, por más de 20 años, como “un voluntario más” como él se definía y, a partir de septiembre de 2015, como director de PROYDE durante cinco años.
Después, en Alaior, continuó su compromiso incansable junto a la ONGD hermana PROIDEBA, colaborando en la creación de su página web y acompañando en otros proyectos.
Quienes nos despedimos de Ángel lo hacemos con tristeza, porque para muchas personas fue un faro. Pero también lo hacemos con paz, sabiendo que vivió como quiso.
Desde PROYDE queremos invitar a quienes lo deseen a compartir unas palabras y/o una fotografía en su recuerdo, a través de este enlace. Las iremos publicando poco a poco en esta misma noticia, como un mosaico de memorias compartidas. Estaremos recibiendo textos hasta el lunes 15 de septiembre.
Queremos también rescatar una de sus convicciones más queridas: “Ir a África es volver. Lo dicen los de Atapuerca, así que todos y todas venimos de África, más o menos de los alrededores del Lago Turkana, entre Kenia y Etiopía. El razonamiento elemental es que, si venimos de África, cuando tomamos un avión y volamos hacia el continente africano, hacia el África subsahariana, volvemos.”
Os dejamos aquí su libro, escrito en 2015 tras un voluntariado en Burkina Faso y publicado durante su etapa como director. En él recoge, con notas tomadas en sus muchos veranos de voluntariado internacional, una mirada auténtica y honesta que hoy sigue iluminándonos.