Educación Primaria de Calidad y Equidad de Género en la Escuela de Tambingue

La Escuela católica de Tambingue pertenece a la Red de Escuelas de la Diócesis de Dapaong en la región de Las Sabanas. Tambingue es un pueblo ubicado en la periferia de Tandjouaré, a unos diez kilómetros de Bogou, en el eje Tandjouaré-Yembour en la Región de las Sabanas (extremo norte de Togo). Se trata de una población sin más recursos que la tierra, habitado principalmente por campesinos Moba. La escuela ha permanecido durante años en unas condiciones muy precarias, con aulas de caña, mobiliario muy defectuoso, sin servicios sanitarios…

El proyecto ha consistido en la dotación de una serie de infraestructuras escolares, para así paliar la muy deficiente situación de esta escuela, una de las más pobres y necesitadas de la red. 

Concretamente:
– Las aulas se encontraban en unas condiciones muy deficientes. Se ha adquirido todo el mobiliario escolar adecuado, para equipar las clases y poder impartir una educación de calidad.
– Se ha llevado a cabo la construcción de 2 bloques de letrinas de 8 cabinas, mejorando ostensiblemente las condiciones higiénicas y de salud en la escuela, especialmente en el caso de las chicas.
– Asimismo, se ha construido un pozo en la escuela, proporcionando agua corriente potable a todo el alumnado y, además, suministrando agua a la propia aldea rural de Tambingue.
– Además, para paliar el problema de la escolarización y el abandono en la zona, especialmente en el caso de las niñas, el proyecto se han realizado 4 sesiones de sensibilización con toda la comunidad educativa, docentes y familias, para concienciar y sensibilizar acerca de la equidad de género y la importancia de la escolarización.
Todo el alumnado en edad de escolarización, docentes, y padres de familia de Tambingue han sido beneficiados con este proyecto. Un total de 156 beneficiarios.

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Un aprendizaje constante

Mercedes fue parte del grupo de voluntariado de  Muhanga (Ruanda) y esta fue su experiencia: “Era la primera vez que me acercaba a un país africano, aunque a su gente ya la conocía. Soy profesora de español de jóvenes migrantes africanos. Me hacía ilusión conocer más su cultura, sus costumbres, su modo de vida para comprenderlos más y poder aportar “mi granito de arena”.

He estado con las Hnas. Guadalupanas, que me han enseñado la hospitalidad de este hermoso “país de las mil colinas” y sus gentes. Nuestro proyecto consistía en iniciar en el español a las Hermanas, novicias y postulantes y trabajar con los niños del colegio con juegos, manualidades, etc.

He tomado mayor conciencia del valor del agua, del papel de la mujer como motor de la familia y sociedad, del valor y sitio especial que dan a los mayores, que son personas muy trabajadoras, sufridas y alegres. También he disfrutado de la Familia internacional lasaliana y su espiritualidad, gracias a las Hermanas.”

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Convivencia con la comunidad de Hermanos de la Residencia de San José

El Hno. Rufino nos cuenta cómo fue la experiencia: “Todavía con el recuerdo muy reciente de lo vivido durante este verano en Guatemala, solo tengo palabras de agradecimiento para todas las personas con las que convivimos.

No quisiera olvidar a nadie, pero hago mención especial a la comunidad de Hnos. de la Residencia San José, con quienes convivimos en Ciudad de Guatemala. Principalmente en las sobremesas, nos mostraron címo es el día a día para muchos de sus compatriotas, y más en tiempos convulsos a nivel político y social, como los que acontecen en la actualidad.

Gracias también a la comunidad de La Antigua, que hicieron de cicerones de lujo para nosotros durante dos fines de semana. Al hermano Brickston, a quien ya conocía y volví a encontrarme en esta comunidad, haciendo un curso de español.

Y por último, cómo no agradecer al hermano Francisco Dionisio, que nos enseñó la labor de PRODESSA, ONG lasaliana que trabaja con comunidades empobrecidas, especialmente población Maya y mujeres, apoyando procesos de desarrollo comunitario y educación, para contribuir a la construcción de una sociedad equitativa y justa.”




Inmersión en la cultura Bribri

Durante el verano del 2023, Jesús, Natàlia y Abril vivimos una experiencia de voluntariado con los Hermanos de la Salle que viven en Amubri, Costa Rica.

Nuestra estancia fue de un mes y pudimos colaborar con varias tareas. Entre ellas, participar activamente en diferentes actividades y dinámicas dentro de la comunidad (venta de ropa en la iglesia, arbitrar partidos de fútbol, abanico de comer, bingo…). Además, también fuimos a la comunidad de Namu Wökir, concretamente a su escuela. A lo largo de este tiempo, aprendimos cómo es vivir dentro de la cultura Bribri, cuáles son sus costumbres, idioma, tradiciones… Es una cultura que vive inmersa en la selva y todo en su día a día está relacionado y condicionado por la naturaleza.

Al principio nuestro rol era más pasivo, puesto que queríamos aprender primero cómo nos teníamos que comportar, qué hacer… y al poco tiempo empezamos a participar activamente durante el día a día, tanto en la comunidad de Namu Wökir como Amubri.

La relación con la comunidad fue excepcional y muy próxima. En todo momento nos sentimos incluidos y parte del pueblo.

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Vivir en comunidad en Homa Bay

Viajar es conocer, es el beneficio de poder llegar a comprender el por qué de una sociedad. Adentrarse en la vida oeste de Kenya fue gracias al trato con hermanos, conductores, profesores, cocineros y demás staff del cole. Cómo unas vidas tan sencillas cargan con tanta energía e ilusión, eres testigo de que lo material no es imprescindible y que gana el amor y la gentileza. Nos abrieron sus puertas y su ayuda incesante nos hizo sentir como en casa, nuestro agradecimiento a ellos siempre será infinito. 

Percibimos cierta idealización hacia el mundo occidental en general, el enorme interés por conocernos o el dar por hecho que éramos ricas por ser europeas, por eso tuvimos que clarificar la diferencia entre lo que les venden de Europa y lo que realmente es. Al mismo tiempo, fue muy bonito compartir nuestras costumbres y hábitos con aquellos que estaban completamente dispuestos a escuchar. 

Haciendo balance de toda la experiencia, nuestro mayor aprendizaje fue vivir en comunidad y darnos cuenta de que la vida individualista es una vida de lo más pobre.




Trabajando mano a mano

El grupo que hizo el Voluntariado Internacional en República Dominicana durante el mes de julio, nos compenetramos muy bien con la comunidad local, ya desde las reuniones previas de preparación. Estuvimos muy unidos y la comunicación fue primordial: había consenso en las decisiones, en el modo de trabajar, todos participaban dando ideas… Compartimos sentimientos de bienestar y las dificultades que encontrábamos en la tarea, las resolvimos buscando soluciones juntos.

En momentos dolorosos había una preocupación general, por ejemplo, ante las picaduras de los mosquitos, o cuando algún miembro se encontraba mal de estómago, la atención era muy cariñosa por parte de todo el grupo.

Con respecto a la comunidad de Hermanos, pasamos muchos momentos juntos, reinaba el buen ambiente. La relación con la coordinadora de la Escuela de Hermano Paquito fue muy positiva, siempre estaban muy pendientes de nosotros, y nos ayudaban en las actividades de las mañanas.

Por todo esto, nos sentimos muy agradecidos de este tiempo que compartimos allí.

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Es solo un mes…

Un mes, cinco semanas, treinta y tres días llenos de experiencias y aprendizaje. Es solo un mes, pero qué mes. 

Desde el primer día llegas, te impresionas al conocer su cultura y de repente es tu último día aquí y sin darte cuenta, la has adoptado y te sientes uno más. Cinco semanas compartiendo vida con adolescentes de 14 a 20 años, con obreros, empleados del centro y con los Hermanos de La Salle, quienes nos han cuidado, querido y apoyado desde el primer momento, fieles seguidores del espíritu de San Juan Bautista de La Salle. Treinta y tres días conociendo historias, en su mayoría trágicas, impotente por no poder hacer nada y solo poder prometerles tu oración, pero orgulloso de cómo salen adelante, sin dejar de luchar, porque la vida no es justa, ni en Kenia ni en España, pero no puedes dejar nunca de luchar. 

Es solo un mes, cinco semanas, treinta y tres días que nos acompañarán por siempre, que no olvidaremos nunca y del que hemos obtenido un crecimiento personal que ya marca nuestras vidas.

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COMUNIDAD FRATELLI, LÍBANO

Desde el primer momento, al grupo de voluntarios se nos tuvo en cuenta en todo lo relativo a la vida comunitaria, por lo tanto, hacíamos vida con la comunidad en todos los aspectos: comidas, oraciones, tareas… Esto lo agradecimos y lo valoramos muy positivamente. 

Los primeros días nos unimos al equipo de profesores para preparar las diferentes colonias (niños, preadolescentes y jóvenes). Por las mañanas nos tocaba estar con los más peques y por las tardes con los preadolescentes. Al principio organizamos dinámicas para conocernos mejor y para el resto de días preparamos juegos y actividades para trabajar diferentes valores.

A parte de estas tareas, se organizó un calendario con la comunidad para repartir quién se encargaba de preparar las oraciones (una por la mañana y otra por la tarde) y quién de cocinar. El resto de tareas de limpieza y demás nos íbamos organizando y echando una mano entre todos.

También pudimos disfrutar de algunas salidas de ocio para conocer el país y compartir momentos de reuniones y reflexionar juntos.

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El día a día haciendo voluntariado en Kirenge

Nuestro día empezaba sobre las 7:30, desayunábamos todos juntos con los hermanos. Al terminar salíamos hacia el colegio ya que las clases empezaban a las 8:30. 

Lo primero que hacíamos en el colegio era el ‘Morning circle’, donde se reunían todos los alumnos en el patio del colegio junto con los profesores, se rezaba una oración y se cantaba el himno nacional de Ruanda. Después nos íbamos cada uno a nuestra clase, donde se enseñaba a los alumnos gramática, lectura y pronunciación en inglés. Durante el recreo jugábamos con los niños a vóley. Luego volvíamos a la comunidad para comer todos juntos. 

Por las tardes, como no había colegio, acompañábamos al Hermano Julien a hacer recados a Byumba, merendábamos sambusaka, íbamos a diferentes tiendas y al mercado para comprar fruta, verdura y carne. Al volver a la comunidad, cenábamos todos juntos y después jugábamos a algún juego de mesa antes de ir a dormir.





¡EL VOLUNTARIADO INTERNACIONAL HA VUELTO!

Este verano 2023 PROYDE ha reiniciado el envío de voluntarios de corta duración. Atrás han quedado los tres años en que los voluntarios se quedaban en casa a causa de la pandemia. PROYDE ha enviado voluntarios a 6 países: Líbano, Ruanda, Kenia, República Dominicana, Costa Rica y Guatemala. En algunos países como Ruanda, Kenia y Guatemala han ido dos grupos a lugares diferentes. El grupo que ha ido a Costa Rica y que se ha preparado con PROYDE era originario de Baleares y pertenecía a PROIDEBA.

Todo ha transcurrido con normalidad salvo las improvisaciones y, en algunos casos, los ligeros problemas de salud habituales. Lo más importante, como era de esperar, ha sido conocer otra cultura y otra forma de ver algunas cosas. Esto obliga a veces a descentrarse y a sentir que en el mundo hay otras maneras de funcionar y de pensar. Lo importante no es comparar, sino vivir durante ese mes de manera distinta con la comida, la moneda, el paisaje, el clima… y la manera de ver de otra cultura.

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