El mayor aprendizaje que me llevo de cada experiencia (Paraguay, India y Benín) es que un gesto vale más que cualquier palabra, que no importa el idioma, la raza o la condición, si lo que se mueve es el corazón; que una sonrisa, un baile, una canción, una risa, una caricia, en definitiva un gesto, nos une y rompe cualquier barrera.
De cada experiencia volví con el corazón cargado de esperanza, porque un mundo mejor es posible, siempre que haya gente pequeña en lugares pequeños, se puede cambiar el mundo.
Lourdes, Cruz y Saray, PROYDE – Griñón
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