Historia de Transformación Colectiva
En la comunidad de Pumpuentsa, en Ecuador, un grupo de mujeres indígenas decidió unirse para recuperar y fortalecer un saber ancestral: la cerámica. Este arte, transmitido de generación en generación, había comenzado a desaparecer debido a la influencia de productos industriales y a la falta de apoyo económico para su práctica. Con el tiempo, muchas mujeres abandonaron esta tradición, pero un pequeño grupo se propuso revitalizarla como una forma de preservar su identidad cultural y mejorar sus condiciones de vida.
El cambio comenzó cuando estas mujeres participaron en un proyecto impulsado por la Fundación Atasim, que buscaba revalorizar las prácticas culturales amazónicas y generar oportunidades económicas sostenibles. Durante los talleres, aprendieron no sólo a perfeccionar sus técnicas de modelado y cocción, sino también a incorporar diseños innovadores que conectaran la tradición con las tendencias contemporáneas.
No fue un proceso fácil. En un principio, enfrentaron resistencia dentro de su propia comunidad, donde algunos consideraban que dedicarse a la cerámica no era viable económicamente. Además, la falta de experiencia en comercialización y acceso a mercados más amplios representaba un desafío importante. A esto se sumaron dificultades para conseguir materiales locales de calidad sin dañar el entorno.
Sin embargo, estas mujeres se mantuvieron firmes en su propósito. Con el acompañamiento de la Fundación Atasim, aprendieron a trabajar de manera colectiva, a gestionar recursos de manera sostenible y a crear productos de alta calidad. También se les brindó formación en marketing y estrategias de venta, lo que les permitió posicionar su trabajo en ferias y mercados locales, así como acceder a compradores fuera de la región.
Hoy, el colectivo de ceramistas de Pumpuentsa no solo produce piezas únicas que combinan tradición y modernidad, sino que también ha logrado convertir su arte en una fuente de ingresos estable. Los productos de estas mujeres son reconocidos por su calidad y su conexión con la identidad amazónica, y ahora son demandados en mercados nacionales.
Más allá de los beneficios económicos, el proyecto ha transformado profundamente la vida de estas mujeres. Han recuperado su autoestima, se sienten valoradas por sus comunidades y han creado un espacio de empoderamiento donde comparten ideas, desafíos y sueños.
“Este trabajo no es solo para nosotras; es para nuestras hijas y para que nuestra cultura nunca se pierda”, dice una de las líderes del colectivo Isabel Wisuma.
https://www.youtube.com/watch?v=41Zm6ZxgldA