Fin del voluntariado en Homa Bay, Kenia

Semana 3

Ya entramos en la recta final de esta increíble experiencia, y esta semana nos hemos dedicado fundamentalmente a terminar materiales para mejorar las dinámicas de las clases y a ver los ensayos de las actuaciones del “talent show” que se celebró el último día de clase, el miércoles 31 de julio. El día de la fiesta hubo desde un pase modelos con ropa incluso hecha por los propios alumnos, hasta bailes desempeñados con ropa típica de la tribu de esta zona (los luo), recitales en francés y demostraciones de taekwondo. 

Tras el almuerzo y antes de la entrega de premios, los voluntarios decidimos bailar una sevillana para ellos, y la respuesta fue muchas ganas de ver más e, incluso, de aprender, así que hasta llegamos a sacar a profesores y niños para bailar otra. Además, al finalizar todo y antes de ir en nuestra última ruta en furgoneta con ellos hasta sus casas, les regalamos a cada uno una peonza y un chupa chups, que fue recibido como una fiesta y un momento muy divertido jugando entre todos en el camino de vuelta.

El jueves salimos temprano hacia Karemeno para visitar a nuestros compañeros voluntarios de Madrid. Fue un viaje muy largo y llegamos para la cena, pero por el camino paramos a comer pizza en Nakuru y en un hotel que imitaba a un castillo tomamos un té con Mandazi, un dulce típico de aquí riquísimo. En Karemeno solo pasamos la noche del jueves y la mañana del viernes, pero nos recibieron con noche de karaoke y a la mañana siguiente aprovechamos para ir a un monasterio benedictino de la zona llamado “Bible on the ground”, donde podíamos ir leyendo fragmentos de La Biblia en carteles y pinturas a medida que recorríamos el recinto. Antes de la partida, los voluntarios nos hicieron un tour por las instalaciones del colegio que resultó ser bastante diferente a lo que estamos acostumbrados en Homa Bay.

De Karemeno volvimos a Nakuru para visitar el Parque Nacional, ¡donde pudimos ver todos los animales menos los leones por un pequeño accidente que tuvimos casi al final del camino al quedarnos atrapados durante tres horas con la furgoneta en un enorme agujero en un charco! Por suerte vinieron a arreglarla y pudimos volver sin problema, y ya tenemos otra anécdota que contar que siempre recordaremos riéndonos. ¡Finalmente volvimos el sábado después del almuerzo con muchas ganas de adentrarnos en la última semana!



Semana 4

¡Escribimos esta crónica ya camino a España! Estos últimos siete días han sido una montaña rusa tanto de sentimientos como de actividades; y es que, aunque ya esta semana estábamos de vacaciones en el cole, no podíamos quedarnos de brazos cruzados. Por una parte, el lunes lo dedicamos a una charla-formación para los profesores con actividades, métodos y consejos para adaptar y actualizar la enseñanza en las aulas, y terminamos con una comida española gracias al jamón, chorizo, salchichón y queso que trajimos de España y unas tortillas de patatas increíbles que preparó la cocinera de nuestra casa. Y desde el martes hasta el viernes organizamos un “summer camp” por las mañanas para poder seguir viendo a los niños unos días más. Pusimos como tema central la película de Disney “Encanto” y organizamos una serie de actividades cada día en relación a esta; además, el viernes terminamos con una fiesta con polvos “holi” donde todos nos lo pasamos súper bien y despedimos nuestra estancia en La Salle Homa Bay de la mejor manera. 

En cuanto al fin de semana, lo aprovechamos para preparar las maletas y para despedirnos tanto de los hermanos como del personal de la casa y del colegio, teniendo nuestra última cena juntos viendo el atardecer en el lago Victoria en el mismo sitio donde lo vimos por primera vez.

Estas cinco semanas desde que salimos de Sevilla se nos han pasado volando, pero echando la vista hacia atrás no podemos estar más contentos, orgullosos y agradecidos por todo lo que hemos hecho y cómo hemos aprovechado el tiempo, y por cómo en el cole han acogido cada idea y cada actividad que les hemos presentado. 

Nos llevamos recuerdos que se quedarán grabados en nosotros para siempre, y ahora nos damos cuenta de cómo esta experiencia cambia la vida al que se atreve a vivirla, y de cómo los voluntarios acabamos recibiendo mucho más de lo que logramos dar. 

Nos vamos habiendo formado una familia, tanto entre nosotros 4 como con cada una de las personas con las que hemos tenido la suerte de convivir.

Ahora toca volver a casa con mil historias que contar a nuestras familias y con el corazón contento y lleno de alegría por esta semillita que creemos que hemos conseguido plantar en La Salle Homa Bay. 

¡Esto no es un adiós, es un hasta luego!