Apostando por el optimismo

Aun viviendo la resaca de este tiempo convulso, y habiendo conocido la dificultades vividas en numerosos proyectos para realizar sus actividades, debido a esta pandemia sin fronteras, queremos destacar a un grupo de pequeñas, personas pero grandes personajes, que consideramos verdaderos protagonistas de la paciencia, la esperanza y la resiliencia: los niños y las niñas de tantos centros escolares en aquellos países en donde PROYDE tiene la oportunidad de apoyar iniciativas educativas para la población infantil más vulnerable, y que han aguantado, con o sin posibilidades, seguir estudiando desde sus casas, nos siempre en las mejores condiciones ni medios disponibles. Para gran parte de ellos/as la escuela representa su mejor momento del día, su mejor alimentación, su espacio contenido y seguro, su motor de ilusiones. Para ellos, el cierre de la escuela nunca fue una buena noticia.

Pero además, los alumnos/as son el alma y la razón de ser de los centros escolares y del esfuerzo creativo e innovador de maestros/as y directivas, por lo que su posible regreso a las aulas es una fiesta para quienes les esperan emocionados de reencontrarse con su alegre algarabía después de tantos días de silencio y espacios vacíos. En paralelo los pequeños/as se preparan entusiasmados de volver a encontrar a sus amigos/as en la escuela, donde comparten risas, juegos y cómplices travesuras. Les da igual las restricciones preventivas, los grupos burbuja y los recreos sectorizados, quieren volver.

Hoy, entre tantos, compartimos la enorme alegría de la Escuela José María Bogarín- La Salle en Paraguay, que prepara con emoción festiva la posible vuelta al cole en los próximos días después de un anterior curso escolar completo, en confinamiento. Pero sobre todo, compartimos su apuesta por el optimismo y por la felicidad de sus niños/as.